Contar con el control de tesorería de una organización de forma integral y efectiva es una hazaña heroica que frecuentemente se pasa por alto. Sin embargo, esta gestión es la columna vertebral del funcionamiento eficaz de cualquier entidad, un pilar esencial que sostiene y asegura la estabilidad financiera de toda la organización.
La importancia de la gestión y el control de tesorería
El control de tesorería se podría comparar con un superhéroe oculto, que aunque no siempre se encuentre en primera línea, es absolutamente fundamental para la supervivencia y el éxito de la empresa.
Para lograr este superpoder de gestión, es imprescindible que los procesos de tesorería sean tan claros como el cristal, estrictos pero a la vez flexibles, y adaptables a las necesidades cambiantes de la organización.
Esta tarea requiere un delicado equilibrio entre la rigurosidad y la adaptabilidad, y una actitud proactiva para mantenerse al día con las últimas tendencias y mejores prácticas en la gestión de tesorería.
La transparencia es la base cuando hablamos de la gestión de la tesorería. Cada paso que damos, cada decisión que tomamos, debe ser tan clara como el agua. Este nivel de transparencia es esencial para que todos los involucrados, desde los empleados hasta los accionistas, comprendan cómo estamos navegando en el mar a veces tumultuoso de la gestión de la tesorería.
Es fundamental que todas nuestras acciones y decisiones se tomen con total apertura y transparencia, para que todos los stakeholders puedan ver cómo y por qué tomamos las decisiones que tomamos.
Procesos de gestión de tesorería
Paralelamente, nuestros procesos deben ser lo suficientemente estrictos para asegurarnos de que cumplimos con todas nuestras obligaciones y responsabilidades financieras.
Sin embargo, al igual que un cóctel bien equilibrado, deben tener la cantidad justa de flexibilidad para adaptarse a los cambios del mercado y a las necesidades cambiantes de nuestra organización. Es decir, los procesos deben ser lo suficientemente robustos para mantenernos en el camino correcto, pero lo suficientemente flexibles para permitirnos adaptarnos a circunstancias cambiantes.
Cada proceso de gestión de la tesorería debe ser como un traje a medida: debe adaptarse perfectamente al flujo de trabajo único de la empresa, a sus particularidades y necesidades específicas.
Esto significa que deben ser precisos, dirigidos y ejecutados justo en el momento en que ocurre la transacción. No se puede tolerar ninguna demora o desviación: cada transacción debe ser manejada con precisión y puntualidad para garantizar el control de tesorería.
Cómo mejorar le control de tesorería
Es importante recordar que nuestras estrategias y procesos de tesorería no son estáticos, sino que deben estar en constante evolución para mantenerse al día con las fluctuaciones del mercado y las tendencias emergentes. Por lo tanto, es crucial que siempre estemos buscando formas de mejorar y optimizar nuestros procesos de tesorería.
Al igual que una revisión médica regular, debemos realizar chequeos periódicos de nuestras prácticas actuales, evaluando su eficacia y su conformidad con nuestras expectativas y objetivos financieros. Si encontramos que ciertos procedimientos no están funcionando tan bien como deberían, debemos estar listos para actuar y mejorar estos procedimientos. Esto puede implicar hacer cambios en la forma en que llevamos a cabo ciertas tareas, revisar y cambiar nuestras políticas y reglas existentes, o incluso introducir nuevas metodologías para mejorar la eficiencia.
Al incorporar tecnologías y software que aporten rapidez y precisión en los registros, podremos obtener resultados más rápidos y tener más tiempo para realizar las gestiones. En este sentido, la adaptabilidad y la innovación son fundamentales para mantener la vitalidad y la resistencia de nuestra función de tesorería en un mundo empresarial que está en constante cambio y evolución.