El segundo mes del 2018 se transformó en una fecha importante para los contribuyentes en el país. Desde febrero el Servicio de Impuestos Internos (SII) dio por terminado el proceso de obligatoriedad gradual del sistema de factura electrónica que se venía arrastrando desde los últimos cuatro años. A contar del primero de dicho mes, todos los tipos de empresa deben acogerse a que sus documentos tributarios se deban facturar en línea mediante la factura electrónica.
Con el término de este plan de digitalización de documentos, que puso en marcha las indicaciones dispuestas en la ley N° 20.727, desde ahora todas las empresas en Chile tienen obligatoriedad de trabajar con este sistema de facturación.
Entre las ventajas de facturar en línea está el eliminar los timbres necesarios en las oficinas del Servicio de Impuestos Internos, disminuir los gastos del proceso de facturación, los tiempos de emisión y recepción de documentos.
Factura electrónica
Según el Servicio de Impuestos Internos, la factura electrónica se considera como un documento digital que tiene un valor legal válido, como medio de respaldo para operaciones comerciales entre los contribuyentes del país. El objetivo del documento es reemplazar a los trámites realizados en papel, independiente de que las transacciones realizadas por las empresas se limiten a vender por internet o no.
Sistema de facturación electrónica
Para poder emitir una factura de este tipo, se requiere estar autorizado por el Servicio de Impuestos Internos como facturador electrónico, lo que habilita a la empresa a convertirse en emisor y receptor de Documentos Tributarios Electrónicos (DTE). Entre ellos se cuentan la factura electrónica, la nota de crédito, la nota de débito y la guía de despacho.
Entre las características de facturar en línea está la firma digital del emisor, que va integrada en el documento, además de la numeración autorizada por el Servicio de Impuestos Internos a través de internet. Su validez se puede consultar en la misma página del organismo y puede ser impresa en papel normal, sin necesidad de tener un fondo impreso o timbrado.