¿Qué es el régimen general? Las grandes empresas, que manejan un volumen significativo de operaciones y una presencia considerable en el mercado, calculan su ganancia neta imponible siguiendo las reglas generales que están claramente establecidas en los artículos 29 al 33 de la Ley del Impuesto a la Renta. Para cumplir con estas reglas, las empresas deben llevar un registro exhaustivo y detallado de todas sus cuentas y transacciones financieras, asegurándose de que cada detalle esté correctamente documentado para la operación renta anual.
¿Cuál es el impuesto para este régimen general?
Estas empresas están sujetas a un Impuesto de Primera Categoría del 27%, un porcentaje que se aplica sobre las ganancias brutas de la empresa, después de restar los costos y gastos permitidos. Este impuesto, aunque pueda parecer elevado, es una consecuencia de la magnitud de las operaciones que estas empresas llevan a cabo.
Sin embargo, no solo la empresa tiene obligaciones fiscales. Los propietarios de estas grandes empresas también tienen sus propias obligaciones fiscales que deben cumplir. Estos deben pagar impuestos basados en los retiros, transferencias o distribuciones reales que hagan de las ganancias de la empresa.
A pesar de esto, tienen la posibilidad de usar una parte (65%) del crédito del Impuesto de Primera Categoría en sus impuestos finales, una ventaja que puede ayudarles a reducir su carga fiscal.
Por otro lado, la tasa de PPM (Pago Provisional Mensual) es variable año a año, lo que significa que puede cambiar dependiendo de las condiciones económicas y fiscales del país, añadiendo un elemento de incertidumbre al panorama fiscal.
Este régimen general, diseñado específicamente para operaciones de gran escala, debe ser utilizado por todos los contribuyentes cuyos ingresos del giro y capital, no les permita ser clasificados como Pyme. Es decir, aquellos que debido a la magnitud de sus operaciones y la complejidad de su estructura financiera, deben utilizar un tipo de contabilidad completa y detallada.
